El secreto mejor guardado de Severus Snape

Mientras aquellos que leímos o vimos la saga completa de 'Harry Potter' esperamos diez años para conocer el final, resulta que existía un privilegiado en este mundo que tenía acceso al secreto mejor guardado de la literatura.

¡J.K. Rowling tenía un confesor secreto y no fue otro que el talentoso Alan Rickman!

El actor que interpretó durante una década al profesor Severus Snape ha demostrado que sabe guardar un secreto. Cuando el mundo entero intentaba adivinar cómo acabaría la historia del mago adolescente, el aclamado actor lo sabía y mantuvo el secreto mejor que nadie. Curiosamente, el personaje de Snape resultó ser la clave primordial para el gran final de la saga. Si el excéntrico profesor acabó siendo una especie de agente encubierto, nadie sabía que el propio Alan Rickman lo era también en pleno set.

Rowling confesó al galardonado actor el arco final de su personaje años antes de publicarse el último libro. Eso le permitió contar con una visión interna de Snape y desarrollar la gran interpretación que vemos a lo largo de la saga.

"Era entretenido verlo porque en algunas ocasiones cuando un director le pedía a Alan que hiciera algo en concreto en una escena, él contestaba con un simple `No, no puedo hacer eso porque sé lo que va a suceder y tú no", confesaba el productor David Heyman al 'LA Times'.

A su vez, revelaba un detalle que ahora parece tener sentido para todos aquellos que adoramos esta saga: "Tenía un gran entendimiento del personaje y ahora, echando la vista atrás, puedes ver que siempre había algo más: una mirada, una expresión, un sentimiento... El hechizo que tiene sobre estas películas es enorme y la emoción que transmite es inconmensurable".

[Relacionado: ¿Merece la última película de Harry Potter estar en los Oscar?]

Lo que ocurrió fue que Alan Rickman habló por teléfono con J.K. Rowling porque necesitaba comprender mejor su personaje. "No me dijo el final de la historia, pero me dio una parte de la información y prometí que no lo compartiría con nadie, y jamás lo hice. No era un punto crucial de la historia sino un pequeño detalle que me ayudó a viajar en el camino del personaje".

¡Impresionante! Mientras el manuscrito de cada libro viajaba por el mundo en coches blindados y cajas selladas como top-secret, Rowling tuvo la valentía de confesar a otra persona un secreto que podría haber cambiado el rumbo de la historia si Alan hubiera hablado en algún momento.

¿Os imagináis lo que habría ocurrido si Rickman se hubiera ido de la lengua? ¿Si alguien hubiera descubierto su secreto después de unas copitas de más? Afortunadamente para los que descubrimos el final en las páginas del libro o en la gran pantalla, la escritora eligió bien a su confesor y Alan Rickman demostró ser todo un caballero de palabra, y nosotros pudimos disfrutar del gran final con la sorpresa que nos merecíamos después de tantos años. ¡Gracias Alan!