La asombrosa confesión del director de El Exorcista

A sus 78 años, William Friedkin está de vuelta de todo. No le importan ni las críticas a películas ni el qué dirán de sus declaraciones. El pasado viernes pasó por la ciudad de los canales y lo hizo como un huracán cargado de sentido del humor y mensajes para todos, incluso para los gobernantes del mundo. El mítico director de El Exorcista acudió al Festival de Venecia para recoger un León de Oro honorífico por toda su carrera. Una carrera en la que reconoce que muchas veces ha tenido que ejercer de psicólogo con sus actores para sacar lo mejor de ellos. Incluso, recurriendo a técnicas quizá cuestionables.


Como, por ejemplo, recordarle a Linda Blair –la niña protagonista de El exorcista– la muerte de su abuelo una y otra vez. Según el propio director, este fue “un acontecimiento que le perturbó mucho” y tenerlo tan presente durante el rodaje parece que le ayudó a abordar mejor el papel de niña poseída. Con Gene Hackman, protagonista de French Connection (Contra el imperio de la droga), tuvo sus más y sus menos durante la grabación de la película. “Ahora somos amigos”, dijo. Eso sí, después de dedicarle un cariñoso “que le jodan” cuando le recordaron lo complicado que fue trabajar juntos. “Mi forma de trabajar con los actores es la de un psiquiatra. Yo les motivo para sacar sus emociones”, argumentó a la hora de defender sus métodos.

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Y es que si por algo destaca Friedkin, además de por ser un adelantado a su tiempo, un director de culto y un pionero en el uso de efectos especiales, es por su sentido del humor. Ante los periodistas asistentes a la rueda de prensa y recogida del premio, con los que estuvo bromeando una pregunta sí y otra también, se presentó así: “Buenas noches, soy George Clooney”.

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Además de bromear, Friedkin recordó algunos momentos de su carrera. Como el complicado rodaje de Carga maldita, película proyectada en Venecia como homenaje. Rodada en 1977 en Sudamérica, gran parte del equipo cayó enfermo de malaria y algunos incluso tuvieron gangrena. En total, medio centenar de personas enfermaron.

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Todas sus películas tienen algo especial, pero en sus casi cinco décadas como cineasta –la última fue Killer Joe en 2011– hay una hacia la que aún conserva una especial atracción. Se trata de El exorcista. Han pasado cuarenta años de aquello y aún le maravilla la temática tratada. “Millones de personas siguen creyendo en las palabras de una persona que vivió en Jerusalén y de la que no se conserva ningún texto escrito. Creo que es extraordinario”, recordó.


Entre bromas, risas y recuerdos, el director estadounidense se puso serio a la hora de hablar del clima de tensión que se vive actualmente y de la actitud de su país al respecto. “Estados Unidos no puede actuar como la policía del mundo”, dijo. Para el director, los superhéroes, obviamente, no pueden salvar al mundo sino la gente normal, considerando como solución “la aparición de un Gandhi o un Martin Luther King Jr.”.

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Y en medio de esta tensa tesitura mundial no olvida el papel del cine, que debería encargarse de mostrar al mundo cuál es la situación y cuáles pueden ser las posibles soluciones. Eso sí, reconoce que en la actualidad no es fácil conseguir financiación para rodar. “Tienes que tener a alguien que mata vampiros o zombies. No quiero hacer eso y ni siquiera quiero verlo, para ser honesto”, criticó.

Fiedkin siempre fue un adelantado a su tiempo, pero reconoce que le gusta más el cine de antes que el que se hace ahora y que no entiende la manía de los jóvenes de ver películas en pantallas pequeñas. “El que vea películas en el iPhone que se large de esta sala ahora mismo”, bromeó.