‘Los cazafantasmas’ y otras películas que cumplen los 30

¿Eras de los que de pequeño llamó a su mascota Gizmo o Fuyur? ¿De los que se disfrazaba de arqueólogo en Carnaval? ¿De los que iba por ahí repitiendo cual mantra ‘dar cera, pulir cera’? Entonces, es más que probable que estés más cerca de los cuarenta, si es que no los has cumplido ya, que de los treinta. El tiempo, aunque decirlo suene a perogrullada, pasa para todos y para las películas, también. Hace unos días leíamos que Los cazafantasmas, de la que están preparando una nueva entrega, entraba en la treintena. La nostalgia hizo acto de presencia como era de esperar haciendo que volviesen a la memoria esas películas estrenadas en 1984 que cumplen 30 años.

Cierto que aquellos efectos especiales de Los cazafantasmas ahora, con el paso de los años, pueden resultar cómicos, pero la película en sí sigue intacta. Tenía la dosis justa de aventura, terror, misterio y humor, con un reparto de altura (Bill Murray, Dan Aykroyd y Sigourney Weaver), un director de la escuela de los que saben que una de las funciones del cine es entretener (Ivan Reitman) y un tema, la canción principal, que era pegadizo a más no poder. ¿Se le puede pedir más a una película cuando se es niño o adolescente? Probablemente, no.

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Y lo mejor no es eso, es que 1984, aquel año para el que George Orwell predijo un futuro agorero y controlado por el ojo del Gran Hermano que todo lo ve, fue, como dicen los entendidos en vino, una gran añada. Los cazafantasmas no estuvieron solos en la cartelera y tuvieron compañeros de pupitre que aún hoy muchos jovenzuelos de entonces recuerdan con una sonrisa en los labios. Por ejemplo, otras dos que fueron puro entretenimiento, la primera de una saga y que tenían una canción pegadiza en su metraje eran La historia interminable y Superdetective en Hollywood.

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La primera, la adaptación al cine de la novela de Michael Ende llevada a cabo por Wolfgang Petersen y protagonizada por Barret Oliver era fantasía en estado puro. Hubo dos más, pero ésta era la buena. La segunda presentaba al mítico Axel Foley, un agente de policía la mar de divertido interpretado por Eddie Murphy y que volverá a las pantallas en cuestión de meses. O esa es la idea. Y, hablando de policías, de 1984 también es la primera incursión en Loca academia de policía de Mahoney (Steve Guttenberg).

Pero lo que más se disfrutó aquel año en la pantalla fueron las grandes aventuras. Además de las mencionadas, también se estrenaron otras míticas como Karate Kid, Gremlins, Tras el corazón verde y Un, dos, tres… splash. ¿Os acordáis de un jovencísimo Tom Hanks enamorándose de una sirena con la pinta de Daryl Hannah? Todo orquestado bajo la batuta maestra de Ron Howard, el que luego rodara Cocoon y Una mente maravillosa. Sí, ese mismo. ¿Y qué decir de Karate Kid? ‘Dar cera, pulir cera’. Aquella frase dicha por el gran Pat Morita en el papel del señor Miyagi fue una de las muletillas más usadas por los niños de aquella hornada.

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Este post cargado de nostalgia y recuerdos no puede acabar sin una mención especial a dos de las sagas más grandes que ha dado el cine de todos los tiempos, que hoy (30 años después) continúan vivas en la pantalla y que en 1984 daban sus primeros o segundos pasos. Una es Terminator. La primera vez que James Cameron convirtió a Arnold Schwarzenegger en un robot fue hace ya tres décadas. Ahora, pasado todo ese tiempo y cuatro películas después, Alan Taylor preparada una nueva entrega para el próximo año bajo el título Génesis.

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La otra gran franquicia con capítulo estrenado en 1984, esta vez el segundo, fue Indiana Jones. Steven Spielberg volvía a ponerse a los mandos de la historia del arqueólogo más aventurero y carismático de todos los tiempos para adentrarse en El templo maldito. La segunda aventura de Harrison Ford, que ha vivido tiempos mejores que los actuales, cumple este año los treinta con un quinto proyecto en la cartera.

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Y, mientras tú vivías todas estas increíbles aventuras, ¿qué veían tus hermanos mayores y tus padres?. Pues es probable que aquellas otras películas destinadas a un público mucho menos infantil que se estrenaron también hace treinta años y entre las que se encuentran ejemplos como Dune, Pesadilla en Elm Street, Érase una vez en América, 1984 (claro está), El mejor y Motín a bordo, por mencionar sólo algunas míticas de aquel 1984.