Cannes: Marion Cotillard consigue el apoyo unánime de la crítica

Se cumplen diez años desde que Marion Cotillard ganara el Premio Chopard a la Actriz Revelación del Festival de Cannes y la estrella francesa regresa con fuerza y nada menos que como la gran favorita a la Palma de Oro gracias a su trabajo en Dos días, una noche.



Una película que no solo supone el retorno de la niña mimada del cine francés al festival que la vio nacer, sino también el regreso de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne después de ganar la Palma de Oro en 1999 con Rosetta y en 2005 con El niño.

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En esta ocasión, los hermanos belgas apuestan por primera vez por una estrella consagrada y de renombre para convertirla en sujeto de estudio social en donde la depresión y la compasión juegan el papel más importante de la historia. En Dos días, una noche, Marion Cotillard interpreta a Sandra, una mujer consumida por la depresión que debe convencer a sus compañeros de trabajo que renuncien a una prima de mil euros para que ella pueda mantener su puesto laboral. Una historia que puede parecer sencilla y poco interesante en el papel, pero que en las manos de la actriz y los Dardenne, se convierte en una de las mejores apuestas que se han visto en la 67 edición del Festival de Cannes.

Sin maquillaje, la actriz francesa se deja guiar por estos directores acostumbrados a transformar lo cotidiano en arte cinematográfico regalándonos una de las mejores actuaciones de su carrera. Repitiendo la misma moralidad de sus trabajos anteriores, los Dardenne no lanzan ningún mensaje juicioso o crítico sobre cada uno de los motivos de sus personajes a la hora de apoyar o no a Sandra. Cada uno tiene sus motivos, es así de simple.

El filme es una apuesta de apariencia sencilla pero que esconde una profundidad tan sutil como provocadora. Cotillard lleva todo el peso de esta historia en la que la simpleza toma todo el protagonismo. Los momentos de comprensión e incomprensión de la pareja, el nerviosismo que proyecta la actriz en cada uno de sus encuentros con sus compañeros de trabajo, la presión de conseguir un propósito que se antoja imposible en plena crisis y aún más cuando quien debe conseguirlo es una mujer hundida en la depresión y la carencia de autoestima, son maravillosos.

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La transparencia de Marion Cotillard consigue convertir una historia sencilla en un drama profundo y cotidiano. La crítica ha sido unánime y si se cumplen los pronósticos, los hermanos Dardenne podrían hacer historia convirtiéndose en los primeros cineastas en sumar tres Palmas de Oro.