Cenicienta ya no tiene animalitos serviciales pero sí un zapato de cristal y un vestido con 10.000 piedras Swarovski

A menudo se habla de la magia del cine. Y aunque la he visto de primera mano en los muchos rodajes que he visitado en los últimos años; en ninguno había experimentado el esplendor digno de un cuento de hadas como en el set de Cenicienta. En noviembre de 2013, visité el rodaje a las afueras de Londres en los Estudios Pinewood y a pesar del frío, se respiraba un ambiente cargado de entusiasmo y ajetreo: era el día del rodaje del Gran Baile.

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Mi niña interior, aquella que creció viendo todas las películas principescas de Walt Disney entre los 80 y 90, estaba maravillada. Cientos de extras, vestidos, corsés y un gran salón decorado hasta el más mínimo detalle. Enseguida descubrí que Disney había apostado fuerte y que Cenicienta era una súper producción en toda regla: el equipo técnico era de entre 250 y 300 personas, no se utilizaron localizaciones y se construyeron los escenarios dentro del estudio y en el bosque que lo rodea, desde la casa de Cenicienta a los interiores del castillo. Dante Ferretti fue el Diseñador de Producción y, por ejemplo, para crear el Gran Salón de estilo barroco del castillo estuvo trabajando durante meses mientras que se tardaron otras 12/13 semanas en construirlo.

Después de consolidar el boom de los superhéroes, es evidente que ahora es el turno de los cuentos de hadas, y para llevar a la princesa de los zapatos de cristal a la pantalla, Disney volvió a confiar en Kenneth Branagh, el mismo que dirigió Thor en 2011. La elegida para dar vida a la doncella protagonista fue Lily James, quien se dio a conocer como Lady Rose MacClare en Downton Abbey. “Ha sido abrumador, todavía no me lo creo”, me confesaba la joven de 25 años. “Fue la audición más difícil de mi vida. Tuve muchas pruebas de cámara además de reuniones con Kenneth y el equipo. Tuve que esperar mucho tiempo hasta que supe que era la elegida. Fue una tortura”.

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Por otro lado, Richard Madden es el príncipe azul, que tuvo que enseñar a Lily a cabalgar a caballo y con quien volverá a trabajar otra vez en la adaptación de Romeo y Julieta que también dirigirá Branagh en los teatros londinenses. “Richard es guapísimo” me confesaba la actriz. “Ha sido genial, hemos pasado semanas juntos y fueron las escenas a su lado las que me hicieron sentir como Cenicienta”. Seguro que más de una sentiría lo mismo en su lugar al lado de un guaperas como el escocés.

Sin dudas la elección de Madden y James sentencia el boom de las estrellas televisivas británicas, dado que Lily proviene de Downton Abbey, al igual que Sophie McShera (que interpreta a una de las hermanastras), mientras Madden proviene de Juego de Tronos, al igual que Nonso Anozie, mientras que la otra hermanastra es Holliday Grainger, a quien vimos en Los Borgia. Aunque para darle sabor “hollywoodense” la película cuenta con dos estrellas como Cate Blanchett, en la piel de la malvada madrastra, y Helena Bonham-Carter, como el hada madrina.

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Para rodar el Gran Baile, en donde Cenicienta escapa dejando su zapato de cristal en el camino, se habían encendido 2.500 velas de aceite (para que duraran más de 6 horas), había 350 extras preparados con maquillaje, peluquería y vestuario, incluyendo 60 bailarines y una orquesta real. El rodaje estaba calculado hasta el último detalle con el baile sincronizado de todos los extras y la coreografía entre Lily y Richard (que debo contaros que hicieron a la perfección). Un logro que tiene mérito si tenemos en cuenta el vestuario que llevaban. Tan difícil era que Sophie me contó que llegó a lesionar a tres bailarines a lo largo de las diferentes tomas y Holliday le pegó accidentalmente un puñetazo a otro bailarín en la barbilla.

Estoy muy apretada. Acabo de comer mucho y me está costando. El corsé es apretado y el vestido es muy pesado. Por muy romántico y hermoso que parezca es un esfuerzo enorme” me revelaba Lily entre risas mientras se dirigía a rodar una toma más de su bajada triunfal por las escaleras del palacio. Si habéis seguido la polémica, recientemente se habló sobre la diminuta cintura de la protagonista en los carteles promocionales del filme, criticando la posibilidad de retoques digitales. Pero no. Puedo deciros viéndola en persona con el vestido y corsé puestos, que su cintura es tan pequeña como aparece en pantalla.

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El vestido de la polémica fue diseñado por Sandy Powell, la encargada de diseñar todo el vestuario para la película. Ganadora del Oscar en tres ocasiones por La reina Victoria, El aviador y Shakespeare in Love, este vestido principesco fue confeccionado con 80 metros de tela y lleva más de 10.000 piedras Swarovski. Además del vestido, los brillos también se colocaron en la piel de Lily utilizando maquillaje y en su cabello, colocándole piedras a diario. “Me sigo quitando cristales de la cabeza toda la semana. Tengo un montón en el fondo de mi ducha”, me contaba.

Además del maravilloso vestuario de Sandy, que le llevó unos once meses de trabajo, también existe el famoso zapato de cristal. La producción diseñó para la ocasión un zapato de cristal verdadero, majestuoso e impresionante pero, evidentemente, imposible de llevar. El zapato, con un tacón de 15 centímetros, se diseñó para que aparezca en escena cuando es llevado en mano mientras que el departamento de efectos especiales hizo el resto en los pies de Lily.

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En cuanto a Cate Blanchett y Helena Bonham-Carter, todos sus compañeros tuvieron palabras maravillosas sobre ambas. “Estábamos muy nerviosas por conocerla” me confesaban Sophie y Holliday. “Pero es guay y divertida. Lo pasamos genial rodando con ella”. Lily me prometía que “es maravillosamente malvada” mientras que su escena con Helena como su hada madrina la recuerda entre risas: “Nos divertimos mucho. Rodamos en exteriores, llevando corsés, hacía mucho frío y eran las 4 de la mañana”.

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Cenicienta se estrena el 27 de marzo y la historia es la misma que conoce todo el mundo pero sin canciones cantadas ni animalitos serviciales. Además, la protagonista ya no es una doncella en apuros o víctima de los villanos, sino una mujer amable y bondadosa pero también fuerte y decidida.