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El Cannes más insípido culmina con un palmarés sin sorpresas

Qué insípido ha sido este año el Festival de Cannes. Doce días viendo películas soporíferas y sin sorpresas con una Sección Oficial que poco a poco nos hizo perder la esperanza de encontrar una gran favorita que diera un soplo de aire fresco a un festival en donde se ha hablado y reído más de la polémica de los tacones y del sexo explícito de Gaspar Noé, que de cualquier película en competición. La francesa Dheepan se llevó al Palma de Oro dejando el premio en casa y cerrando el telón de la edición más floja del Festival en muchos años.

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Periodistas de todo el mundo viajamos al Festival de Cannes con el entusiasmo de saber que solo allí podemos ser testigos de las mejores sorpresas del mundo del cine internacional. A lo largo de todas sus ediciones, Cannes se ganó el reconocimiento de ser la cuna de producciones que marcaron un antes y un después en la historia como Post Tenebras Lux, Winter Sleep, 4 meses, 3 semanas, 2 días, Underground, Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas, o Mommy el año pasado. Pero que en esta edición de 2015 nos vayamos a acordar más de Mad Max e Inside Out, ambas fuera de competición y con presencia puramente comercial, no es buena señal.

Después de haber ganado el Gran Premio del Jurado con Un profeta (2009), Jacques Audiard alzaba la Palma de Oro por primera vez con Dheepan, un drama sobre un guerrero Tamil de Sri Lanka que se marcha a Francia inventando una nueva vida con una familia ficticia. Dheepan era una de las pocas favoritas de este año y su premiación no sorprendió, al igual que el segundo gran premio, el Grand Prix, que fue para la dolorosa pero maravillosa Saul Fia (Son of Saul), la ópera prima de Laászló Nemes sobre un prisionero de los campos de concentración nazis que se ve obligado a trabajar deshaciéndose de los cuerpos de sus compañeros. Pero cuando encuentra el cuerpo de un niño entre las llamas, decide recuperarlo para darle un entierro adecuado al estar convencido que se trata de su hijo.

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El Premio del Jurado fue para la bizarra The Lobster de Yorgos Lanthimos. Protagonizada por Colin Farrell y Rachel Weisz, este film dividió a la crítica de una manera extraña. Primero, la gran mayoría la rechazó pero a medida que iban pasando los días (y probablemente a falta de más producciones que nos dieran algo de qué hablar), muchos comenzaron a cambiar de parecer. La cinta traslada al espectador a un futuro cercano en donde los seres humanos están obligados a estar en pareja. Aquellos solteros son encarcelados y tienen 45 días para encontrar compañero/a. Si no lo consigues, eres transformado en un animal (una idea que llevó a la charla más extraña entre periodistas: “¿Qué animal elegirías?” preguntaba la gran mayoría).

En un año en donde el Festival quiso redimirse de las críticas por la falta de presencia femenina en otras ediciones con más historias de mujeres con un cartel protagonizado por Ingrid Bergman, el premio a mejor actriz fue por partida doble. En esta ocasión, el galardón lo comparten la francesa Emmanuelle Bercot por su trabajo en Mon Roi de Maïwenn y Rooney Mara por Carol de Todd Haynes, la película en donde la actriz comparte una relación lésbica con Cate Blanchett. Ésta última premiación cogió a muchos por sorpresa ya que si una de las dos destaca en el film, es precisamente la británica.

El premio a Mejor actor también se quedó en casa yendo a parar a las manos de Vincent Lindon por su trabajo en La loi du marché (The measure of a man) de Stéphane Brizé.

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El galardón al Mejor director fue para Hou Hsiao-Hsien por
Nie Yinniang (The Assassin), una película de guerreros asiática con un argumento sólido pero en donde destaca su maravillosa fotografía. Mientras que el premio al Mejor guion fue para uno de los directores mimados de Cannes, Michel Franco, con la mexicana Chronic, la película mexicana (y única hispana) en competición sobre las relaciones que entabla un enfermero con sus pacientes terminales. Una película cruda con una magnifica interpretación de Tim Roth, pero cuya historia está cargada de clichés y silencios que hacen que este premio al guion suene a la influencia del mexicano Guillermo del Toro en el jurado.

En resumen, un palmarés sin sorpresas, evidente y poco arriesgado. Aunque tampoco había más de donde elegir.