¿Es esta la mujer de ‘Cocodrilo Dundee’?

Los años no pasan en balde, ni siquiera para las estrellas de la Meca del cine. Un ejemplo es Linda Kozlowski, la mujer de Paul Hogan, que por culpa de la cirugía estética parece otra persona. Los periodistas congregados en la novena edición de la gala Black Tie, celebrada en Hollywood el pasado fin de semana, no daban crédito a su inquietante transformación.

Linda se ha retocado los pómulos y los labios con desafortunados resultados. Salta a la vista que también ha abusado del bótox y ahora le cuesta sonreír sin dolor. ¡Vaya cuadro!

Pero Kozlowski, de 53 años, al fin y al cabo es solo una víctima más de la tiranía del 'star-system', que obliga a las famosas a lucir un aspecto juvenil para ser respetadas. Sea como fuere, a veces es peor el remedio que la enfermedad.

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La gran oportunidad de Linda llegó cuando rozaba la treintena, de la mano de Peter Faiman. Gracias a 'Cocodrilo Dundee', una comedia facilona a la par que hipertaquillera, saboreó las mieles del éxito a finales de los ochenta y encontró el amor junto al rubiales protagonista, muy de moda por aquel entonces.

En 1988 protagonizó la secuela, servida de morbo después de que se difundiera que dinamitó el anterior matrimonio de Hogan. Los medios sensacionalistas bautizaron a Kozlowski como "la otra".

Con el tiempo se hartaría de la sombra de la reportera Sue Charles y en los noventa, eclipsada por el tirón de su flamante marido, iniciaría una larga travesía en el desierto. Solo contaron con ella en cinco títulos, todos ellos de discutible calidad: 'Casi un ángel' (1990), 'Diagnóstico de un psicópata' (1993), 'Backstreet Justice' (1994), 'Zorn' (1994) y 'El pueblo de los malditos' (1995).

Resignada a su papel de consorte, engordaría a un ritmo preocupante y luego, paradójicamente, se obsesionaría con el 'fitness'. El bisturí se haría su mejor amigo e intentaría brillar de nuevo en la ridícula secuela 'Cocodrilo Dundee en Los Ángeles'. Obviamente no lo consiguió, ya que el universo del intrépido Dundee había pasado al recuerdo y ambos personajes enterrados en el olvido de la industria.

Una década después sigue sin querer saber nada del mundo del celuloide. Está volcada en su familia y en la administración de su rancho en Australia. Lo único que le pido, con la máxima humildad, es que la próxima vez que reaparezca no nos dé estos sustos. Los excesos no son buenos.

¿Qué opináis de la cara de Linda? ¿Os parece más guapa en sus años de inocente actriz?