La sección oficial de Cannes deja buen sabor de boca

La 67 edición del Festival de Cannes llega a su fin dejándonos la sensación de haber estado montados en una gran montaña rusa. Con subidas muy altas y caídas muy precipitadas, así ha sido la sección oficial de esta edición en la que ha habido lugar para el cine correcto, solemne, somnífero y hasta adrenaliníco.

Esta montaña rusa de cine arrancaba con el subidón de estar compuesta por grandes nombres como Godard, Loach, Dardenne, Leigh, Egoyan o Assayas. Y si bien la mayoría de producciones han gustado en general, tan solo unas pocas han conseguido provocar una respuesta abrumadora.

El festival comenzaba con fuerza con la ovación a Mr. Turner de Mike Leigh, una película que retrata con sutileza la vida del pintor británico JMW Turner. La aceptación continuaba con producciones menores como Timbuktu y Winter sleep, mientras Atom Egoyan fracasaba estrepitosamente con Captives y Damián Szifrón recibía una ovación de diez minutos por Relatos Salvajes. Hasta ahí todo marchaba bien. Había variedad y todavía quedaba mucho por ver. Pero luego llegaría la caída más pronunciada en esta rollercoaster con la presentación de producciones correctas pero sin trascendencia como Saint Laurent, Le Meraviglie, The Homesman y hasta Maps to the stars, lo nuevo de David Cronenberg.

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Gracias a Bennett Miller y los hermanos Dardenne, el festival volvió a coger temperatura. Por un lado gracias al intenso drama biográfico Foxcatcher, en donde Steve Carell se posiciona como fuerte candidato a la Palma de Oro, y a Dos días, una noche, la maravillosa historia con la que los hermanos Dardenne esperan convertirse en los primeros cineastas en ganar tres veces el premio a mejor película. A pesar de la simpleza de la historia, es su sutileza en donde radica su fuerza, un trabajo que se consigue gracias a la labor de Marion Cotillard, la otra favorita para la Palma de Oro.

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The Search, la película que marcaba el retorno de Michel Hazanavicius después del éxito de The Artist, defraudaba debido a un argumento poco convincente y a que en esta ocasión, su protagonista, Berenice Bejó, no consigue llevar correctamente el peso de la historia. Pero afortunadamente, ese mismo día llegaba una de las películas que mejor sabor de boca han dejado en todo el certamen, Mommy. El filme del canadiense Xavier Dolan causó sensación en los pases de prensa gracias a una apuesta arriesgada sobre la relación entre una madre y un hijo adolescente con graves problemas de conducta.

Las siguientes cintas en llegar al certamen se quedaban estancadas en un carril sin peligro ni de altas alturas, me refiero a lo nuevo de Naomi Kawase, Futatsume No Mado; Adieu au language de Jean-Luc Godard o Jimmy´s Hall de Ken Loach.

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Afortunadamente, Cannes puso el broche final con dos largometrajes diferentes pero maravillosos. Por un lado, la cinta rusa Leviathan y la francesa Sils Maria. La primera triunfaba en su exposición de la corrupción dentro de la desolación que enmarca el paisaje de la Rusia pueblerina, una obra maestra de Andrey Zvyagintsev tan soberbia como trágica. La segunda es una cinta aparentemente perfecta de Olivier Assayas sobre el ego de una actriz a través de la reinterpretación de su mayor éxito décadas más tarde. El filme funciona gracias al grandioso trabajo de sus protagonistas, Juliette Binoche, Chloe Grace Moretz y, sobre todo, Kristen Stewart.

Es difícil pronosticar la ganadora de esta edición cuando el festival ha optado por un cine tan correcto y dramático. El año pasado el entusiasmo era generalizado gracias a grandes producciones como Like father, like son de Hirokasu Koreeda, Inside Llewyn Davis de los hermanos Coen o la gran triunfadora, La vida de Adele. Pero este año, se respira un ambiente más tranquilo. Películas como Dos días, una noche y Mommy suenan como las grandes favoritas, mientras se podría pronosticar que si el jurado decide dar una sorpresa, podrían optar por Relatos Salvajes, Mr. Turner, Leviathan o Winter sleep.

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Ya podemos ver el final del trayecto de esta peculiar montaña rusa… Tan solo queda esperar a la noche del sábado 24 de mayo porque el festival anunciara las ganadoras un día antes de lo habitual para no coincidir con las elecciones europeas. Y aunque a priori esta decisión era un alivio para los periodistas que deseábamos retornar a casa con tranquilidad después de haber cumplido nuestra labor, se ha anunciado una huelga del servicio de control de seguridad en el aeropuerto de Niza para este mismo fin de semana. Así que, después de días de mucha paciencia haciendo colas para acceder a las proyecciones de prensa y a conferencias, ahora se pronostican retrasos y largas esperas para volver a casa… C’est la vie…