Ryan Gosling y Jake Gyllenhaal van de estrellas “indie” pero cobran millones

El cine independiente ya no es lo que era… Lo que nació como una industria paralela en el Hollywood de los años 60 para apoyar al desarrollo de películas de bajo presupuesto fuera del monopolio de los grandes estudios, ahora es un mercado multimillonario que se codea con las grandes estrellas y los presupuestos de ocho cifras. Hoy en día muchos actores utilizan el término “protagonista-de-una-peli-indie” para saciar su sed artística (o dárselas de comprometidos con su arte) pero, como es el caso de Ryan Gosling, no dejan de exigir su salario de 7 millones de dólares. ¿Qué dirían John Cassavetes o Robert Altman de la transformación que ha sufrido el subgénero que ellos mismos ayudaron a crecer?

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Muchas estrellas como Matthew McConaughey se pasaron al cine indie por decisión propia. Cansado de los blockbusters que no hicieron más que dinamitar su reputación, él mismo abandonó Hollywood, regresó a su Texas natal y comenzó desde cero con producciones de bajo presupuesto que saciaran su necesidad artística. ¿Sabéis cuánto cobró por su oscarizada interpretación en Dallas Buyers Club? Agarraos que la respuesta os dejará atónitos: Don Matthew se llevó a casa apenas 200.000 dólares, y eso que tuvo que hacer dieta y bajar 17 kilos de peso. ¡Qué lejos de los 8 millones que cobró por la desastrosa Sahara en 2005!

Claro que este ejemplo es una excepción a la regla. A Matthew la apuesta le salió redonda porque ahora trabaja bajo las órdenes de Gus Van Sant en Sea of trees, un drama calificado como “indie” de 25 millones de dólares, y de los cuales 3.5 millones serán su sueldo.

Pero a diferencia de McConaughey, otras estrellas buscan en el cine indie una escapatoria esporádica de los blockbusters para “sentirse actores de verdad” pero manteniendo sus salarios y buena vida. Un claro ejemplo de esto es The Man Who Made It Snow, una película que lleva varios meses en desarrollo y que cuenta con un presupuesto de 35 millones de dólares. Dos de los productores iniciales, Randall Emmett y George Furla, demandaron al guionista por haberles dejado fuera y negociado a sus espaldas con otra productora/distribuidora. Si bien esto no nos interesa, lo jugoso del asunto es que en la demanda desvelaron las cifras de la película “independiente”. Jake Gyllenhaal interpretará a un ingeniero judío que se infiltró en el universo de Pablo Escobar y por su trabajo iba a cobrar 6 millones de dólares - aunque ahora serían 3 millones con la nueva financiación. Es decir que de las cientos de personas que trabajan para llevar a cabo una producción, el actor de Nightcrawler iba a llevarse casi el 18% del total del presupuesto… ¡Y eso que es productor de la cinta!

Hoy en día, el cine indie se ha adaptado a los nuevos tiempos y si bien continúan existiendo valientes que siguen apostando por sus proyectos; en el circuito hollywoodense las productoras independientes han cambiado su estrategia. ¿Cómo? Pues aumentando los presupuestos de sus producciones con tal de mantenerse lejos de los grandes estudios, aunque esto a veces supone correr grandes riesgos debido a los costos de distribución y marketing. Con esta nueva regla, ¿sabíais que El lobo de Wall Street se considera una peli independiente porque fue financiada por la productora Red Granite? A pesar de su presupuesto de 100 millones de dólares y de que Leonardo DiCaprio se llevó un salario de 25 millones. De la misma manera, La gran estafa americana y La noche más oscura también se consideran producciones independientes aunque ambas le costaron 40 millones a la productora Megan Ellison. O por ejemplo, que Ryan Gosling y Russell Crowe se llevarán 7 millones cada uno por su trabajo en The nice guys, otra peli “indie” que prepara Shane Black.

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Como os decía al comienzo, el cine independiente ya no es lo que era. Los legendarios Independent Spirit Awards son otra prueba de ello. Los premios que nacieron para galardonar a las películas indie también se han adaptado a la nueva industria, sino observemos a las ganadoras de los últimos cuatro años: Cisne negro (costó 13 millones); The Artist (15 millones); El lado bueno de las cosas (21 millones) y 12 años de esclavitud (22 millones). Incluso algunas de las triunfadoras del Festival de Sundance (otro certamen dedicado al cine indie) que mayor repercusión tuvieron en taquilla costaron un buen manojo de billetes, como Pequeña Miss Sunshine, con su presupuesto de 8 millones; o Precious con sus 10 millones.

Hacer películas por amor al arte es un lujo que solo unos pocos pueden darse, y tarde o temprano llega el momento de adaptarse. Tal y como asegura un ejecutivo del género a THR, “la reacción de la industria (ante las pérdidas) fue hacer películas más comerciales”. Y para ello hacen falta actores de renombre o un laureado productor que esté dispuesto a dar su apoyo. Adaptarse o morir, y en Hollywood continúa primando el negocio.