'La Isla Mínima', vencedora indiscutible con diez premios Goya

'La isla mínima' se ha convertido en la gran vencedora de la noche de los Goya, que celebran su 29 edición. Las quinielas no han podido estar más acertadas y la película del andaluz Alberto Rodríguez se ha llevado diez "cabezones" y todos ellos en categorías importantes: mejor película, director, actor principal para Javier Gutiérrez, actriz revelación para una emocionadísima Nerea Barros, mejor guión original, fotografía, montaje, música original, dirección artística y vestuario.

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Tres se ha llevado '8 apellidos vascos', la comedia del año. Dani Rovira, el maestro de ceremonias se sentaba en la grada para volver a levantarse y recoger el galardón al mejor actor revelación, un premio casi cantado. Y con especial dedicatoria a su pareja y compañera de reparto, Clara Lago: "Va por ti Clara". Y beso épico entre butacas.

Con mucha alegría Karra Elejalde recibía el Goya como actor de reparto por su magistral y divertida interpretación en la cinta de Emilio Martínez Lázaro. Y con homenaje al desaparecido Alex Angulo incluido. Es el segundo Goya que consigue en su carrera: en 2010 logró la hazaña en esta misma categoría por 'También la lluvia' de Icíar Bollaín.

Se trata de un éxito más de este auténtico fenómeno cinematográfico porque la compañera de Elejalde, Carmen Machi se erigía como la mejor actriz de reparto, muy sorprendida por recibir premio: "Qué raro, una actriz de comedia que se lleva un Goya". Y con especial recuerdo a la recientemente fallecida Amparo Baró, con quien compartió muchos planos en la serie '7 vidas'.

Otra Goya cantado era el de Bárbara Lennie, que es la mejor actriz del año gracias a 'Magical Girl', y que reconoce su talento pero también el de una cinta única e imprescindible de nuestro cine.

Pocas sorpresas en definitiva en cuanto a premios y reparto más o menos coherente entre las nominadas. 'El Niño', la gran adversaria de 'La Isla Mínima' ha conseguido acumular cuatro Goyas: mejor canción ('Niño sin miedo'), dirección de producción, sonido y efectos especiales. Sin duda, un aplauso a la gran calidad técnica de la película de Daniel Monzón.

Otra de las favoritas, la argentina 'Relatos Salvajes', producida por El Deseo de los Almodóvar, se tenía que conformar con el Goya a la mejor película iberoamerica. Y por su parte, el primer premio de la noche recaía en la polaca 'Ida', elegida mejor película europea.

Esa pequeña joya llamada '10.000 km' de Carlos Marques se llevaba a casa el premio a la dirección novel: la valiente película catalana, que ganaba en el Festival de Málaga, culmina con este Goya una carrera imparable de galardones. Mientras, 'Paco de Lucía: la búsqueda' se llevaba el mejor documental, un bonito homenaje al grandísimo guitarrista y músico que desaparecía el año pasado a los 66 años.

Por su parte, 'Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo' puede considerarse justamente como una de las ganadoras de la noche: era reconocida con dos importantes estatuillas: mejor película de animación y mejor guión adaptado.

'Musarañas', mientras, se conformaba el Goya de maquillaje.

Uno de los momentos más emotivos de la gala ha llegado con la entrega del Goya de Honor a Antonio Banderas, recibido de manos de su amigo el director Pedro Almodóvar. Su discurso sentido, que ha repasado su propia trayectoria y su vida, en el que ha animado a los jóvenes actores, ha tenido su momento álgido cuando ha mencionado a su hija Stella del Carmen, a la que ha pedido perdón por las ausencias. El actor malagueño como siempre ha hecho gala de simpatía, humildad y carisma.

Los galadones a los cortometrajes han recaído en 'Juan y la Nube' en el capítulo de animación, 'Walls', en el documental, y la ficción, 'Café para llevar'.

Una gala larga donde ha brillado Dani Rovira

La noche arrancaba con un número musical (en playback) interpretado por Ana Belén y Eduardo Noriega, seguidos por Lolita y Miguel Poveda. Se echaban de menos voces en directo al menos de los grandes cantantes que estaban interviniendo. Para este despropósito también han contado con Hugo Silva, Fran Perea y Dani Rovira. Y después se ha llenado el escenario de actores. Una pena lo del playback porque han interpretado canciones de Lola Flores, Raphael, Dúo Dinámico o Rocío Dúrcal. Vamos, canela fina. Eso sí, el montaje de las películas españolas les ha quedado de lujo.

Dani Rovira tenía una dura papeleta pero ha pasado el examen con nota: gracias un guión sólido y su gracejo natural conseguía arrancar las carcajadas de todos, a pesar de la extensísima duración del evento. No se entendieron por ejemplo, la actuación extra de Miguel Poveda, los clips de "El cine que viene" o los gags de Alex O'Dogherty, que dilataron la gala hasta la extenuación sin aportar demasiado.

Récord de recaudación

Los Goya ya llevaban en la mochila un éxito previo: el del público. Los españoles parecen haberse reconciliado con la industria patria y han ido al cine y mucho.

A Dani Rovira no se le ha escapado este éxito en su speech inicial. La cosecha del año que hemos dejado es la mejor desde que se tienen registros históricos, con una cuota de pantalla del 25,5%, cerca de 21 millones de espectadores y más de 123 millones de euros recaudados. Y todo gracias a la reconciliación de crítica y público. Ambos se han aliado a la hora de ir al cine y aprobar con nota las cintas producidas en casa. El presentador lo ha gritado y con aplomo. Hay motivos para sacar pecho.

Los Goya celebran un buen año, aunque haya siempre por lo que llorar: a los problemas de presupuesto y la piratería, se une la subida del IVA cultural, que por supuesto ha salido en el discurso del director de la Academia Enrique González Macho. El ministro de Cultura, Jose Ignacio Wert, ha tenido que soportar, como cada año, las indirectas y directas de los profesionales del cine, especialmente de Pedro Almodóvar que le consideraba "no amigo de la cultura".

Sin duda, meterse con el ministro es todo un clásico que no podía faltar tampoco este 2015. Habrá que esperar ahora si el cine español puede seguir tocando el cielo o si los éxitos del año pasado han sido flor de un día. Creemos (y esperamos) que no.