La guía de Biden para vestir más joven

El presidente Joe Biden durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington, el 10 de abril de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times)
El presidente Joe Biden durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington, el 10 de abril de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times)

Joe Biden es un tipo elegante. Siempre lo ha sido. Hace décadas, cuando salió por primera vez con la que se convertiría en su esposa y la primera dama del país, la reacción instintiva de ella fue: “Esto no va a funcionar nunca, ni en un millón de años”.

Joe Biden, quien llevaba puesto un abrigo deportivo y mocasines estaba demasiado elegante para alguien que antes había salido con hombres en camiseta y zuecos.

Lo solucionaron. Y el futuro presidente mantuvo su estilo. A veces tendía un poco a lo Gatsby, por lo que en 1974, la revista Washingtonian destacó su predilección por los trajes de raya diplomática y los mocasines con borlas cuando lo citó como uno de los hombres mejor vestidos del Senado. En ocasiones era un estilo demasiado elegante para su entorno. En 1979, Biden, entonces senador en su segundo mandato, irradiaba confianza con un “traje a medida y una corbata cara” para un discurso en la Universidad de Alabama, según informó más tarde The New Yorker.

En ocasiones, incluso amenazó con eclipsar al jefe. Sí, seguramente fue halagador ser elogiado por el Chicago Tribune como el “hombre mejor vestido” en el discurso del Estado de la Unión de Bill Clinton en 2000. Sin embargo, desde un punto de vista político, no era la mejor imagen.

Aun así, la elegancia le ha venido muy bien a Biden. Cuando Donald Trump, ahora de 77 años, se burla de su oponente, de 81, al llamarlo el “viejo tío Joe”, se olvida de algo que cualquier sastre estaría encantado de aclarar. La diferencia entre envejecer y verse viejo. Para evitar que tu ropa te añada años innecesarios, haz del estilo tu amigo.

“El estilo de Joe Biden es atemporal y no tiene fecha de caducidad”, dijo el diseñador Todd Snyder hace poco. Si piensan que eso es casualidad, no están prestando atención.

El presidente Joe Biden llega con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, para una conferencia de prensa conjunta en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington, el 10 de abril de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times)
El presidente Joe Biden llega con el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, para una conferencia de prensa conjunta en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca en Washington, el 10 de abril de 2024. (Haiyun Jiang/The New York Times)

Dejando a un lado los solecismos ocasionales (llevar corbata y no corbata de moño con el smoking en la cena de Estado con el primer ministro japonés, Fumio Kishida), Biden siempre es el político “de elegancia sartorial” que Tom Ford elogió una vez en una entrevista para la edición británica de GQ. Y lo que es más revelador, es un ejemplo de cómo, tanto en política como en otros ámbitos, vestir bien y con eficacia requiere de experiencia y estar dispuesto a mirarse al espejo con honestidad.

“Los cuerpos cambian a medida que envejecemos”, dijo Keith Dorsett, director de distrito de Heimie’s Haberdashery, una prestigiosa tienda de ropa masculina de St. Paul, Minnesota. Todos los hombres, salvo los que estén más en forma, experimentan cierto grado de pérdida de masa muscular en el pecho y los hombros a medida que envejecen, junto con una pérdida de volumen en la espalda y cambios posturales. Quizá la báscula insista que pesas lo mismo que a los 30 años. Pero no puede explicar por qué algunos de esos kilos se convierten en lonjas.

“Piensen en las pocas veces que nos miramos al espejo y vemos la realidad”, dice Dorsett. “En todo momento, pero sobre todo con la edad, que la ropa te quede bien es lo primero”.

Esa postura está respaldada por expertos, entre los que se encuentran Giovanni Bianchi, director de la marca de ropa masculina L.B.M. 1911, fabricante de lo que Esquire denominó en su día el bléiser perfecto. “La edad no es el elemento que define la capacidad de vestir con eficacia”, afirma Bianchi por correo electrónico desde su casa de Mantua, Italia. “La edad solo es el factor determinante si tomas las decisiones equivocadas”.

Por desgracia, elaborar estrategias para la dinámica de un cuerpo que envejece requiere habilidades que pocos de nosotros poseemos de manera innata. Como ya no estamos en un mundo en el que abunden las tiendas de ropa de caballeros y donde las prendas se ajustan a la medida, lo que nos queda son los tristes relatos de la edad: un abrigo deportivo con hombros de espantapájaros, una manga caída más allá de la muñeca, dobladillos de pantalón que forman pliegues alrededor de los zapatos.

A no ser que seamos el presidente Joe Biden, que sin duda ha aprendido las lecciones de sastres como Brooks Brothers y Jos. A. Bank (y, es de suponer, de establecimientos mucho más elegantes, aunque la Casa Blanca se negó a mencionar cuáles a través de un vocero). Biden sigue perfeccionándolas incluso cuando ocupa el más alto cargo y, sin proponérselo, da clases magistrales sobre los trucos de vestuario que distraen de las inevitables depredaciones del tiempo.

“Con un cuerpo mayor, se puede hacer lo que hace Biden y poner un poco de estructura en los hombros sin dejar de ser sutil, de modo que quede a medio camino entre un corte británico y uno italiano”, explicó Dorsett. Se puede crear una forma sutil en el forro trasero de una chaqueta, donde inevitablemente hay “menos volumen en el hueso a medida que se envejece”.

Puedes optar por camisas blancas con el cuello ligeramente levantado y un poco abierto, con las puntas bien encajadas bajo la solapa. El doble efecto minimiza la piel que cuelga del cuello y enmarca muy bien el rostro. Puedes optar por corbatas de colores lisos y abrocharlas con nudos cuatro en mano o un nudo medio Windsor que nunca parezca un puño agresivo en la garganta.

Según Dorsett, es fácil evitar los peores errores de “vestirse viejo” si se piensa en el cuerpo como algo definido por sus articulaciones: caderas, codos, tobillos, muñecas y rodillas. Las mangas deben tener el dobladillo a la altura de la muñeca, sugirió, para evitar la delatora caída de los abuelos. Recorta el faldón de una chaqueta un pelo más corto, no para conseguir el estilo de Thom Browne, sino para evitar que parezca que volviste a comprar tu bléiser de los años 70 en el estante de gangas de una tienda de segunda mano.

“Lo más importante a la hora de vestir es que nuestra ropa tiene un mensaje que transmitir”, explicó desde su sede de Atlanta Sid Mashburn, un antiguo diseñador de J. Crew y Ralph Lauren que ahora dirige una cadena de tiendas que llevan su nombre. “Son una representación mucho mayor, más de lo que nadie quiere reconocer”.

c.2024 The New York Times Company